La provincia del Chaco y el norte de Santa Fe se consolidaron, durante buena parte del siglo XX, como polos industriales estratégicos que atrajeron de manera significativa a contingentes de trabajadores migrantes. En este proceso, la población proveniente de Corrientes y Santiago del Estero desempeñó un papel fundamental al ocupar esos territorios en busca de oportunidades laborales, mejora de las condiciones de vida y posibilidades de desarrollo económico. Estas migraciones dieron lugar a la conformación de pequeñas colonias que funcionaron como núcleos fundacionales de numerosos asentamientos urbanos posteriores. En muchos de esos espacios, las prácticas culturales, los modos de vida y los vínculos comunitarios de origen siguen presentes, dando cuenta de una herencia identitaria que perdura hasta la actualidad.